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Artículo en La Vanguardia. “Goebbels y sus cosas”

La Vanguardia - El jardín de los sensatos

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Empezó la desescalada, el desconfinamiento, el poder salir a la calle, ir a un bar, ir de compras…vivir normal, en un momento en que la primavera está estallando.

No sé si la gente se está pasando un poco, en cuanto a saltarse las precauciones señaladas por el gobierno. Yo no me he pasado, porque uno tiene su edad y le ha cogido gusto a aprovechar estos años extra que -Duque dixit, aunque se podía haber callado- nos separan del resto de los viejecitos europeos, que, como no tienen una sanidad pública como la nuestra, se han muerto cuando -Duque dixit, aunque…- tenían que morirse.

Vamos a la nueva normalidad -Sánchez dixit, aunque…-, slogan que no se sabe qué quiere decir, porque yo sé qué es lo normal y qué es lo anormal y no me gustaría que, con la excusa de la pandemia, Pablo Iglesias, su mujer y sus mozos -no me refiero a los 3 niños, sino a los mozos/as que le siguen, aprovechando cualquier agujero (ellos le llaman ‘excepcionalidad’) para chutar a puerta, a ver si meten un gol)-, Pablo Iglesias y los suyos, decía, hicieran maravillas para implantar la nueva anormalidad, en la que esos chicos son especialistas.

Ilustración Pedro Villa @p_v_i

Digo esto porque estoy firmemente convencido de que lo normal antes de la pandemia es lo normal ahora y será lo normal de aquí a muchos años y que con lo anormal pasará lo mismo y que cuando lo anormal se haga muchas veces se convertirá en anormal frecuente y nunca en normal, frase que ahora escribo por enésima vez, siendo n igual a 1.000. Y lo que te rondaré, morena, porque Goebbels, aquella “ricura”, dejó una escuela que para sí la querrían muchos.

Escuela de donde recojo dos frases que, si no fuera porque las veo en Google, en el apartado ‘Goebbels’, pensaría que estaban en el apartado X, siendo X una persona que sale a diario en las televisiones españolas.

“Una mentira repetida mil veces, se convierte en una verdad”.

“Miente, miente, miente que algo quedará. Cuanto más grande sea una mentira, más gente la creerá”.

Esta temporada han aparecido cosas buenas que la gente llevaba dentro. Los aplausos de las 8 de la tarde han recordado que hay personas muy buenas -miles- que se han dejado la piel intentando salvar a personas que lo estaban pasando muy mal y que cuando no han podido salvarles les han enterrado con todo respeto, consolando en lo posible a sus familiares al decirles que los suyos no han estado solos en el último momento.

Los aplausos también han recordado que hay muchas personas que agradecen ese trabajo lleno de delicadeza y de finura.

(Nota. Repito la palabra ‘personas’ porque algún ministro les llama ‘gente’ y lo siento mucho, majo. No son ‘gente’).

Las cosas buenas que han aparecido ya estaban aquí antes. El que se hayan ‘redescubierto’ no indica que formen parte de una ‘nueva normalidad’. Cuando Sánchez habla de ‘volver a la nueva normalidad’, le sale, una vez más, una frase que en sí es absurda, porque a lo nuevo no se vuelve. Se va.

Me llega un mensaje divertido: “la OMS dice que para volver a la normalidad había que ser ‘normal’ de antes”.

Repaso cosas y veo que, en vez de volver a la nueva normalidad, sí que habría que darle un repaso a la antigua, o sea, a la normalidad, palabra que no admite adjetivos, porque en cuanto se los pones, estás empezando a andar por el camino de Goebbels.

Habría que repasar por qué no acabamos de estar bien vistos en Europa, por qué no nos quieren ayudar como nosotros querríamos -léase eurobonos-, por qué los políticos no están bien valorados y se les considera uno de los problemas del país…

Un buen examen de conciencia y un buen fregote para eliminar todo lo que haga falta nos pondrían guapos ante Europa y ayudarían a que el dinero que tiene que llegar a todos los países, porque todos se han parado, nos llegase pronto y con generosidad.

P.S.

Leo que “las marcas blancas de Podemos quieren derribar la cruz del Valle de los Caídos”.

Leo uno de los consejos de Goebbels: “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras  que las distraigan”.

Este chico había previsto todo.