Leopoldo Abadía y el famoso publicista Toni Segarra exponen en su libro La marca de Dios múltiples ejemplos de la huella que la Iglesia Católica ha dejado en el mundo empresarial.
El escritor, conferenciante y exprofesor del IESE Leopoldo Abadía ha escrito el libro La marca de Dios junto con el publicista Toni Segarra, reconocido como el mejor creativo español del siglo XX. Entre otras ha ideado campañas tan conocidas como Bienvenido a la república independiente de tu casa, de Ikea, o ¿Te gusta conducir?, de BMW.Como cuentan en el vídeo que puede verse sobre estas líneas, la idea del libro surgió de Segarra. Quedó un día en un bar con Leopoldo Abadía y le contó su impresión de que todo lo que habían hecho las empresas a lo largo de la historia en marketing y comunicación estaba copiado de la Iglesia Católica. Acordaron escribir un libro conjuntamente, empezaron a investigar ejemplos y ya está a la venta el resultado.Segarra se considera un católico «distraído», y quería apoyarse en un católico practicante como Abadía para contrastar que sus impresiones eran correctas. Ambos decidieron además cotejarlas con Jordi Pujol, un sacerdote español que vive en Roma y está especializado en cuestiones de transparencia y economía.
La publicación del libro nos sirve para preguntar a los autores sobre diversas cuestiones relacionadas con la actualidad y con su libro. Entre otros temas en el vídeo responden sobre la necesidad o no de una comunicación mejor por parte de la Iglesia, sobre el papel del Papa Francisco y los paralelismos que han visto entre empresas y conceptos empresariales y la Iglesia.Sobre la comunicación de la Iglesia, Segarra estima que «una de sus grandes virtudes es que piensa a largo plazo», algo que no es frecuente en las empresas, salvo en las buenas. Por este motivo, cree que «es aventurado decir que la Iglesia no comunica bien».
En su opinión, los problemas que pueda tener la Iglesia, como la pederastia, «no se resuelven con comunicación, sino con actos. Es una crisis profundísima en la Iglesia que no creo que se arregle contando cosas, sino solucionando el problema. Yo trabajo en publicidad, y tiendo a pensar en lo que tenemos que decir mañana. Tendemos a pensar que la Iglesia no está diciendo cosas, pero creo que lleva trabajando muchos años en ello. La Iglesia es una organización que piensa en la eternidad, y llegará un día en el que esta crisis de confianza se habrá resuelto. Entonces llegará otra, porque la Iglesia siempre tiene que reformarse para seguir siendo la misma, adaptada a los nuevos tiempos».
En esta línea Abadía habla sobre el fondo de comercio, el toque de distinción que hace ir por ejemplo a un bar en lugar de a otro porque da mejor servicio, aunque muestre la misma calidad en sus productos. En el caso de la Iglesia, indica que el fondo de comercio es la confianza, que tiene que recuperarse en relación con los escasos incidentes de pederastia, y cuya mejora pasa por la santidad de los sacerdotes.Segarra habla también del Papa Francisco. Desde su punto de vista de publicista, lo considera «un manual de marketing»: «Desde el momento en el que decide llamarse Francisco, ya está comunicando hacia dónde quiere ir. La simplicidad de los actos que hizo primero, limpiar los pies a los delincuentes… En cuatro gestos pensados y brillantes lo cambió todo, con mucha consciencia de lo que estaba haciendo».
El publicista reflexiona también en el vídeo sobre la semejanza entre la pobreza cristiana y la austeridad que se vivía en Ikea, una empresa para la que trabajó durante muchos años, y la similitud entre las famosas presentaciones de Steve Jobs y la de un profeta: «La imagen de Jobs con el iPad es clavada a la de Moisés con las Tablas de la Ley».